España aplaza hasta 2027 la entrada en vigor de Veri*factu

Veri*factu: un modelo clave en la estrategia de facturación electrónica en España

Veri*factu se sitúa en el centro de la estrategia española de digitalización y lucha contra el fraude. Este sistema establece exigencias estrictas para la emisión y supervisión de facturas, con normas diseñadas para garantizar la integridad, la trazabilidad y la inalterabilidad de los datos. A medio plazo, todas las facturas deberán generarse mediante un software que cumpla las especificaciones técnicas definidas por la AEAT, incluir un código QR y, cuando corresponda, la mención de “factura verificable”. Estas obligaciones afectarán a cualquier empresa o profesional autónomo que opere en España.

El aplazamiento permite ajustar aspectos aún pendientes en las especificaciones técnicas. Diversas asociaciones profesionales han señalado la necesidad de clarificar cuestiones como la estructura final de los registros, la comunicación con la Administración Tributaria o los procesos de certificación de los softwares. El objetivo del Gobierno es evitar una implantación precipitada y garantizar una preparación adecuada por parte de los agentes económicos.

Impacto para las empresas y próximos pasos

Para las organizaciones que operan en España, este aplazamiento supone un margen adicional para preparar la transición hacia la facturación electrónica. No obstante, será clave anticipar la evaluación de las herramientas actuales, planificar las actualizaciones de software y formar a los equipos. El sistema Veri*factu será obligatorio en 2027, y los procesos de facturación deberán cumplir con todos los requisitos de seguridad, inalterabilidad y transmisión de datos.

Este retraso representa una oportunidad para adoptar un enfoque más estratégico y planificar con rigor los proyectos de adecuación. Las empresas podrán así asegurar sus inversiones, dialogar con sus proveedores tecnológicos y, si es necesario, modernizar sus procesos internos antes de la fecha límite. Aunque el calendario se haya desplazado, la dirección es clara: España avanza hacia un modelo de facturación electrónica más estricto, transparente y completamente digitalizado.